APOLOGÍA DEL TENIQUE
Pero el fondo de la cuestión no es qué tiene el editor de El Día contra Oramas, ni si es a contracorriente su simpatía por Paulino Rivero la que le incita de despotricar contra la ex alcaldesa lagunera por supuesta inutilidad en su papel de portavoz de CC en el Congreso. Sino hasta dónde permitir el desatino.Evocar el riesgo de que alguien corra a pedradas a un político no es otra cosa que una manera muy pedestre de incitar a la violencia, por mucho que el editor quiera cínicamente curarse en salud con una apelación ulterior a las formas pacíficas. Pero ahora habrá que plantear, con el debido respeto, la siguiente pregunta: ¿leerá con atención esas líneas la Fiscalía, para determinar si constituye una incitación a la violencia, o mirará para otro lado? ¿Es posible creer que la libertad de expresión ampare la evocación de una suerte de kale borroka contra quienes no comulgan con los delirios pepitescos?