La Palma sostenible
La Palma es la única isla canaria donde la agricultura tiene mayor peso que el turismo. La isla verde es una joyita en medio del Atlántico, pero está asediada por los procesos del desarrollismo. En varios municipios palmeros se está reproduciendo la fórmula ya habitual en el resto del territorio: promover campos de golf que son pretextos para plantar más hoteles, más urbanizaciones, más centros comerciales, más servicios, más cemento. Diversos colectivos se han estado movilizando para alertar contra proyectos de envergadura que incluyen el trazado de autovías, la ocupación de terrenos de uso rural y con valor paisajístico.Se pretende que importantes enclaves de suelo rústico pasen al mercado, con lo cual volvemos a la idea que ya teníamos acerca del modelo turístico que rubrican algunos ayuntamientos: pan para hoy y hambre para mañana, como decía César Manrique. Necesitamos el turismo, pero no este modelo de ocupación del suelo, esta voracidad. Tampoco nos viene bien esta demanda de territorio, de agua y paisaje que suponen los campos de golf, que en modo alguno son instalaciones de interés general. La mano negra de las corrupciones sociales se extiende por todas partes, y las islas occidentales apenas podrán salvar su integridad paisajística veinte años más.
En La Palma se debe promover el senderismo, el submarinismo, el cicloturismo, la equitación, la recuperación de cultivos de autoabastecimiento, las explotaciones tradicionales agropecuarias, el uso racional de la tierra, del agua, del arbolado.