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Todo el asunto no deja de ser una inútil declaración de intenciones, que conduce a la absurda situación de un Gobierno empeñado en sacar adelante la Policía Canaria, sin contar con los votos del PP para poder hacerlo, sin tener presupuesto para hacer frente al despliegue, y sin verdadero apoyo social y ciudadano a la nueva fuerza.¿Y qué se hace entonces? Pues depende: el presidente recula y niega la mayor, su subalterno Ruano convoca las plazas sin tener con qué pagarlas y los chicos de prensa obsequian al respetable con policías recortables de papel. Y sus coches y sus motos y sus lanchas y helicópteros también de papel.
No sólo no es de papel, sino que pagamos con euros que no son de papel de fumar ni de Ruano ni de Rivero precisamente, sino de todos los canarios. Caprichitos de un presidente que jugaba a sentirse poderoso con su ejército de "madelmans", los RIvero´s boys, Guanchancha que se entienda.